viernes, 3 de julio de 2009

INDIAN COLLEGE: O EL ANACRÓNICO MULTICULTURALISMO DEL SIGLO XVII

Ayer jueves paseábamos al caer la tarde María José y yo por Harvard Yard. Precisamente veníamos del Memorial Hall, repleto a aquella hora de jóvenes estudiantes que iban y venían de cenar (cuánto futuro a nuestro alrededor, y quizá algún nobel que aún no conocemos). Entramos en el viejo campus para decir buenas noches a nuestro amigo John Harvard, y María José recordó que por la mañana había visto unos curiosos paneles que hacían referencia a un Colegio Indio cuyas ruinas se están excavando todavía. Ciertamente, bajo unas pequeñas lonas se intuyen los yacimientos, a la sombra de los árboles centenarios. Desde hace un tiempo se excavan los cimientos de lo que se llamó el Indian College. Fue una institución académica fundada a mediados del siglo XVII a expensas de la Society for the Propagation of the Gospel in New England. Hasta aquí todo bien, pues es comprensible que en los tiempos del puritanismo más estricto los afanes evangelizadores fueran, cuando menos, un buen pretexto para que el incipiente Harvard saliera de sus problemas econónicos. Nuestros estudios en Historiografía nos han convertido, sin embargo, en personas "poco inocentes" a la hora de intepretar los modernos textos sobre el pasado. Digo esto porque nos pusimos a leer los citados paneles donde, en un tono aparentemente aséptico, se contaba el proceso de excavación. En cierto momento nos dimos cuenta de que se estaba reinterpretando de una manera abusiva el pasado, apelando al "multicuralismo" de Harvard en el siglo XVII. Recordé que era muy parecido a cuando una guapísima guía turística de Palermo nos enseñó en el Palacio Real una antigua inscripción escrita en tres lenguas como un ejemplo de "perfecta convivencia entre culturas". Que hoy esté de moda lo que llamamos el "diálogo entre culturas" (y nos dejamos lo mejor, es decir, la naturaleza de este diálogo, que puede ser perfectamente de sordos) nos obliga a reinterpretar el pasado en esa clave, al margen de lo que realmente unos pensaran de los otros hace siglos. Que los griegos llamaran "bárbaros" a los demás, es decir, a los que no hablaban griego y que sólo hacían "ba ba ba", no deja de ser algo significativo acerca del desinterés por los otros (y eso no es óbice para que hombres curiosos como Herodoto relataran cómo era el mundo). Los ingleses románticos que recorrían la España de los bandoleros se extasiaban ante las vistas de Ronda, pero luego reconocían que no había nada como su tea at five o'clock. En fin, veo por la Wikipedia que en el susodicho Indian College estudiaron unos cuatro indios hasta que la institución dejó pronto de servir a tales propósitos evangelizadores. El hecho de que ahora interese potenciar esta inciativa es ya una clara invención, como cuando el Museo Británico proclama sus fines multiculturales (en otro tiempo imperialistas) para defender o legitimar sus tropelías arqueológicas. En suma, lo único que pervive es la hipocresía, que cuando se reviste de togas académicas y pasan unos años termina convirtiéndose en una verdad oficial. Algo de esto es lo que voy a investigar en Harvard en lo que respecta a ciertos problemas de reinvención de la literatura latina.
Francisco García Jurado
H.L.G.E.

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